El edulcorante saludable
Si quieres poder cocinar dulces sin los efectos negativos para la salud del azúcar refinado, la miel es una excelente opción. Entre otras razones, el cuerpo metaboliza la miel más lentamente, lo que significa que es menos probable que tengas un “subidón” de azúcar después de comer algo hecho con miel.
Sin embargo, cocinar con miel puede ser un reto por varias razones. Mucha gente no cocina con ella porque no sabe cómo hacerlo. Pero una vez que sabes cómo utilizar la miel en tus creaciones culinarias favoritas, no es nada difícil utilizarla.
Retos y Obstáculos
El primer reto que presenta la miel es que se quema más fácilmente que el azúcar normal. Este problema suele eliminarse cocinando u horneando a un fuego ligeramente inferior.
El principal obstáculo para cocinar con miel es que es un líquido. Sustituir el azúcar por la miel arruinará algunas recetas si no tienes en cuenta el líquido adicional que añade la miel.
En la mayoría de las magdalenas, panes rápidos sencillos, panes de levadura, etc., puedes hacer la sustitución sin ningún ajuste. En pasteles, galletas y algunas otras recetas debes disminuir la cantidad de líquido de la receta para tener en cuenta la miel.
La miel también es muy fácil de utilizar en las tartas. Como ya son algo líquidas, puedes sustituir el azúcar por la miel. Si el relleno de la tarta parece demasiado líquido, sólo tienes que añadir un poco más de espesante antes de verterlo en el molde de la tarta.
Un Sabor Único
El sabor de la miel a veces puede ser un problema, pero no suele serlo. Si haces una receta en la que no quieres que se note el sabor, hay varias cosas que puedes probar. En primer lugar, consigue la miel de sabor más suave que puedas. Normalmente será una miel de trébol muy pálida. (Cuanto más pálida sea la miel, más dulce y suave será su sabor, en general).
Si es necesario, puedes utilizar parte de miel y parte de algún otro edulcorante, como el concentrado de zumo de manzana, el néctar de agave, la estevia o incluso el azúcar, si es necesario.